Puentes reciclados, una idea para cuidar el medio ambiente en Medellín

La política pública de construcción de puentes peatonales en Medellín dio un vuelco a mediados del año pasado. El Concejo de la ciudad aprobó un Acuerdo pidiéndole a la Alcaldía ofrecer alternativas seguras a los peatones para el paso de calles a nivel, ya que cruces a desnivel (los puentes) son una “infraestructura excluyente”.


La política pública de construcción de puentes peatonales en Medellín dio un vuelco a mediados del año pasado.

El Concejo de la ciudad aprobó un Acuerdo pidiéndole a la Alcaldía ofrecer alternativas seguras a los peatones para el paso de calles a nivel, ya que cruces a desnivel (los puentes) son una “infraestructura excluyente”.

Fue así como la Administración Municipal se vio abocada a construir pasos seguros a nivel como lo son las cebras demarcadas sobre el pavimento, los semáforos que ayudan al transeúnte y hasta los planes de urbanismo táctico que aminoran el tráfico vehicular dándoles prelación a los caminantes.

“Nosotros cada vez más estamos pensando en un urbanismo que sea incluyente con todas las personas, en especial con las que están en situación de discapacidad o con movilidad reducida. Después del Acuerdo del Concejo, nos dimos a la tarea de construir pasos seguros a nivel”, dijo Andrés Uribe, jefe de la subsecretaría de Construcción y Mantenimiento de la secretaría de Infraestructura Física de Medellín.
Una vez implementado dicho programa, la entidad vio cómo de él se desprendía la posibilidad de desarrollar otra oportunidad de mejora en la movilidad de las personas.

Se trató del plan de reubicar los puentes peatonales que estaban dejando de ser utilizados en ciertos lugares y trasladarlos a otros sitios donde sí los requería la comunidad para, por ejemplo, conectar zonas atravesadas por quebradas o donde la topografía fuera difícil.

La subutilización de un peatonal

Esta historia comenzó en enero pasado, cuando los habitantes de La América, barrio ubicado al occidente de la ciudad, vieron cómo el tradicional puente peatonal que atravesaba la calle San Juan, amaneció cubierto por unas lonas verdes y blancas.
Décadas atrás esa estructura había sido levantada para permitir a los peatones cruzar esa calle, una de las más importantes y congestionadas de la ciudad. Sin embargo, con el paso de los años, el puente comenzó a dejar de usarse.

La instalación de un semáforo peatonal unos cuantos metros más adelante, la falta de rampas y las empinadas escaleras construidas en los extremos fueron las principales causas para que los adultos mayores y las personas con movilidad reducida lo vieran como una barrera física casi que insalvable.

Con esto en mente, un equipo de ingenieros contratados por la Alcaldía calculó el aforo del puente y llegó a la conclusión de que, efectivamente, solo el 5 por ciento de los habitantes del sector lo utilizaban. El dato se convirtió en la luz verde para iniciar el proyecto de desmontarlo y trasladarlo para otra parte.

Después de evaluar la condición de la estructura, obreros demolieron las bases en concreto donde estaban las escalas y fragmentaron en tres pedazos iguales el viaducto metálico. De inmediato, una grúa desensambló los pedazos y los depositó en un camión, que se los llevó sobre ruedas.

Puentes peatonales reciclados

Según estiman los líderes del barrio, las obras avanzan en un 70 por ciento.

Unos cuantos meses antes del desmonte, otro equipo de ingenieros llegó al barrio Belén Rincón, en el suroccidente de la ciudad, a iniciar los estudios para construir las bases sobre las que sería levantado de nuevo el puente.

En ese barrio, los vecinos venían pidiendo por más de seis años la instalación de un paso en la quebrada La Pabón.

La solicitud la hicieron, sobre todo, luego de que un hombre se precipitó al vacío a mitad de la noche mientras cruzaba una endeble estructura de madera instalada por encima de las aguas.

“La distancia que hay entre la calle 2B con la 81, a la calle 2B con la 81B, se hace muy distante. Habría que bajar hasta la quebrada para pasar de un extremo al otro. Con el puente nos vamos beneficiar, ya que hay muchas personas mayores. Por ejemplo, las personas en silla de ruedas tendrán por donde desplazarse”, explicó Wilson
Castañeda, presidente de la Junta de Acción Comunal de Belén Rincón.

El líder calcula que la construcción de las bases del futuro puente ya avanza en un 70 por ciento.

El impacto ambiental

Pero, a la alegría dada por los resultados de esta dinámica de reutilización de los puentes peatonales se unió otra dicha: la secretaría de Infraestructura descubrió que de esta forma se da una importante reducción del impacto ambiental.

“Estamos enfrentando un mundo donde los recursos naturales están sobrexplotados y la contaminación cada vez es mayor”, dijo Josef Farbiarz, docente de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional, experto en el área de estructuras.

En la opinión del académico, evitar la construcción de un puente nuevo es una idea muy conveniente a nivel social. “Cualquier esfuerzo para reciclar es encomiable”, apuntó.

En ese proceso se evita un consumo importante de energía y se dejan de emitir gases contaminantes.

Si se hace un puente desde cero, debe ser importada la materia prima, transportarla al sitio de fabricación y usar allí herramientas de corte, pulido y soldadura.

“En cambio, cuando tenemos el puente hecho, solo es desmontarlo y trasladarlo a otro lugar. En ese proceso se evita un consumo importante de energía y se dejan de emitir gases contaminantes”, explicó el subsecretario Uribe.

Según calculan los ingenieros al frente del proyecto, si se compara la reubicación de un puente con la construcción de uno nuevo el ahorro es de cerca de un 71 por ciento en consumo de energía y se reducen las emisiones de dióxido de carbono en un 69 por ciento.

Por otra parte, en cuestión de gastos, la reutilización del puente de la calle San Juan generó un ahorro de 75 millones de pesos a las arcas públicas, ya que de ser construido desde cero habría implicado un desembolso de 310 millones de pesos, mientras que el actual proyecto exigió 235 millones de pesos, incluyendo las obras complementarias.

Según informó la Alcaldía, ya hay diseños para trasladar otro puente.

Se trata del que está ubicado en el colegio INEM José Félix de Restrepo, sobre la avenida Las Vegas, que será llevado para atender a la población que necesita atravesar por la quebrada La Honda, en el barrio Manrique, al nororiente de la capital antioqueña.

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